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Dr. Carlos Balmori - Urólogo y Especialista en Medicina Sexual Reproductiva, Regenerativa y Antienvejecimiento.
Publicado: enero 1, 2015

Abrazos

El abrazo: algo tan sencillo y tan complicado. Creo que es fácil identificar a dos grupos de personas, según sus filias o fobias con respecto al contacto físico con los demás. Encontramos a aquellas personas que necesitan abrazar, tocar, besar y ser abrazados, tocados y besados para demostrar y sentir la empatía y el afecto con los que les rodean. Por otro lado están aquellos que no se sienten a gusto con el contacto físico y menos con aquellas personas que todavía no están en lo que ellos consideran su círculo íntimo.

Aunque pueden ser características propias del individuo, también hay una influencia cultural. Los anglosajones evitan el contacto físico, mientras que los latinos somos más proclives a ello. Todos tenemos en mente, viendo películas americanas, la manera en que se saludan padres e hijos que no se ven hace tiempo con un simple apretón de manos o un abrazo no excesivamente fuerte y por supuesto nada de besos, solo un contacto casi oreja con oreja.

Posiblemente el deseo natural es abrazar y dejarse abrazar y si no, ¿cómo explicarías que en el caso de perder el control, como cuando se está ebrio, exista esa fase de exaltación de la amistad en la que se busca el abrazo y el contacto?.

Dentro de la relación de pareja, es evidente la importancia que tiene el abrazo como expresión de complicidad y unión. Dos tratados hindúes hacen clasificaciones de los abrazos, demostrando que es un instrumento de gran utilidad en las relaciones íntimas. Por una parte el Kama Sutra, atendiendo al roce corporal, divide los abrazos en cuatro: abrazos de contacto, penetrantes, de frotamiento y de opresión. El Ananga Ranga los divide en ocho tipos: abrazo que simula trepar un árbol, el que mezcla la semilla de sésamo con la cáscara del arroz, donde las frentes se tocan, desde las caderas y los muslos, en el que el pecho toca el cuerpo del otro, usando los muslos, de leche y agua y el de la enredadera que se enrosca al árbol.

Según un estudio llevado a cabo por Ronald Weitzer y Christine Milrod de la Universidad George Washington, de los hombres que usaban servicios profesionales para mantener sexo, un tercio deseaba entablar una relación más profunda, más sentimental. Viendo este campo de negocio y basado a su vez en el movimiento inciado por Jason Hunter en 2001 “Free Hugs”, la empresa Cuddle Up to Me de Samantha Hess crea un servicio de abrazadores profesionales (cuddlers).

Un estudio de la Universidad de Indiana realizado por Julia Heiman puede apoyar el estudio anterior, ya que estudiando mil parejas que llevaban juntas entre 1 y 51 años encontraron que los hombres que recibían besos y abrazos de sus parejas de manera frecuente eran tres veces más felices en sus relaciones que aquellos con menos contacto, sin embargo en la mujer no ocurría esto.

¿Y qué pasa después del sexo?. ¿Porqué el hombre, en general, no le gusta quedarse abrazado a su pareja tras una sesión agotadora de sexo?. En la mujer la sensación de acercamiento viene mediada por la oxitocina, que ya hemos explicado en otros posts que es la hormona del apego , la que provoca que queramos estar abrazos entrelazando nuestros brazos y piernas cuando estamos en la cama. En el caso del varón la oxitocina hace menos mella a menos que sea una relación más estable, más íntima, con intención de perdurar más allá del sexo. Si es “un aquí te pillo…”, no habrá ese velcro entre los cuerpos. Posteriormente al orgasmo en el hombre se produce una liberación intensa de prolactina que produce una sensación de sueño, este debe tranquilizar a las mujeres sobre el estado de sopor que puede aparecer en el varón tras el sexo. No se debe por tanto a egoísmo, que es el pensamiento que a veces pasa por la cabeza de una mujer: como ya terminó lo que le interesaba se duerme y no me abraza.

Esta frase habitual en nuestra consulta puede explicarse en un gran número de ocasiones por este hecho. Es evidente que poniendo un poco de interés ese sopor puede ser contrarrestado para llegar a un punto de interacción con la pareja que satisfaga a los dos.

El abrazo en pareja es siempre un buen instrumento erótico que permite transmitir nuestros sentimientos y notar los de la persona amada.

Muchos abrazos para este 2015 Puedes escuchar mi intervención en el programa Es Sexo en el siguiente enlace (a partir del minuto 33)

Doctor Carlos Balmori
Urólogo y Especialista en Medicina Sexual, Reproductiva, Regenerativa y Antienvejecimiento.

Dr. Balmori

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