La atrofia vaginal y vulvar es un proceso crónico que experimentan alrededor de un 50% de las mujeres postmenopáusicas. Sus síntomas incluyen el dolor durante las relaciones sexuales (dispareunia), sequedad vaginal e irritación. Muchas veces esto puede afectar a las relaciones sexuales y no sexuales y a las actividades de la vida diaria, en resumen a su calidad de vida.
Recuerda que ya tocamos el tema de la menopausia y sexualidad en otro post, pero no nos centramos en este problema en particular.
No sólo las mujeres menopáusicas o postmenopáusicas sufren estos problemas, 12% de mujeres por debajo de los 40 años también presentan estos síntomas. Cuando hablamos de menopausia incluimos las producidas por enfermedades como pueden ser ciertos tipos de alteraciones endocrinas que alteran los niveles hormonales o cánceres ginecológicos en los que es necesario extirpar los ovarios.
El factor común a todos estos procesos es la disminución de los estrógenos. Estas hormonas son las responsables de mantener la mucosa de la vagina elástica, hidratada y rica en glucógeno. Su disminución provocará la atrofia del epitelio vaginal. Aparte de la pérdida de las células, el contenido de glucogéno de las mismas decrece, por tanto éste no puede transformarse en ácido láctico por los Lactobacilos vaginales que mantienen el pH vaginal entre 3.5 y 4.5 y se eleva el pH favoreciendo la proliferación de bacterias nocivas tanto en vagina como incluso en el tracto urinario.
Atrofia vaginal por deficit de estrógenos
A pesar de la alta incidencia y los problemas que conlleva la atrofia vaginal y vulvar, un tercio de estas mujeres no comentan estos problemas ni con su médico ni con su pareja ni con amigas. En un estudio realizado por la asociación internacional “Women’s Voices in the Menopause” sobre 4246 mujeres entre 55–65 años de Canada, Finlandia, Suecio, Reino Unido, y USA las razones para no consultar fueron las siguientes:
- No me siento a gusto o me da vergüenza contarlo (60%).
- No creo que le interese a nadie mis problemas vaginales (52%).
- Es algo privado no le importa a otros (52%).
- Es algo que llega con la edad (46%).
Otra de las quejas de las mujeres es que el médico no pregunta por esta clase de problemas o no le da respuestas a sus inquietudes. En el estudio REVEAL (REvealing Vaginal Effects At mid-Life) realizado en USA con 1006 mujeres, 54% habían hablado del problema con su médico pero sólo en el 10% de los casos había sido el médico el que inició la conversación. En este mismo estudio un 26% de las mujeres decían no consultar sobre el tema por que piensan que no existen tratamiento médicos que puedan paliar este problema.
También, la idea errónea, de que los tratamientos hormonales locales o tópicos pueden producir cáncer de mama o ginecológicos así como problemas tromboembólicos forma parte de las barreras para buscar ayuda. Tanto la NAMS (North America Menopause Society) como la IMS (International Menopause Society) consideran que bajas dosis de estrógenos a nivel local (vaginal) es la primera línea de tratamiento.
Otras posibilidades de tratamiento son:
- Las cremas lubricantes usadas en el momento de mantener una relación sexual, pero que no tienen efecto regenerador ni duradero y en ocasiones pueden producir irritación.
- Las cremas hidratantes. Como las anteriores no tiene efecto regenerador del epitelio vaginal, pueden tener un efecto más duradero pero únicamente por hidratación y corrección del pH vaginal.
- Las cremas de ácido hialurónico o las inyecciones del mismo parecen tener efectos similares a las cremas de estrógenos sin los posibles efectos secundarios de estas hormonas.
- Los anillos vaginales tienen como ventaja que si tienen efecto regenerador ya que elevan el nivel de estrógenos, su efecto puede durar hasta 90 días. Como desventajas encontramos los posibles efectos secundarios de altas concentraciones de estrógenos y la movilización del anillo.
- Tratamiento oral como ventaja posee un efecto recuperador de la atrofia vaginal y vulvar, pero nos encontramos con las consecuencias de mayores dosis de estrógenos, lo que nos llevan a realizar un control más riguroso tanto en la selección de las pacientes candidatas a su uso como de su seguimiento.
Con este post quiero transmitir la posibilidad que tenéis la mujeres de solucionar este problema. Para ello lo primero de todo es perder el pudor de comentarlo ante el profesional adecuado y segundo no considerarlo una condición más de la edad que no tiene solución.