En los hombres podríamos hablar de dos tipos de crisis de los 40: La puramente física y la personal o “existencial”.
La crisis física correspondería al llamado hipogonadismo de inicio tardío, antes llamado andropausia o síndrome de ADAM (Androgen Deficiency in the Aging Male). Es un proceso natural la disminución de los niveles de testosterona en sangre a partir de los 30 años. Esta disminución puede no corresponderse con ningún síntoma físico, pero sin embargo, en algunos varones produce cambios que en muchos casos podrían ser achacados al proceso natural de envejecimiento.
Estos síntomas son: pérdida de fuerza y masa muscular, disminución de la densidad ósea (osteoporosis), falta de concentración, pérdida de vello, insomnio, sofocos, disminución de libido, disfunción eréctil, disminución de la sensación vital o pérdida de memoria.
Cuando estos síntomas suponen una merma en la calidad de vida y además se acompañan de unos niveles de testosterona total bajos (<230 ng/dL), el tratamiento se hace necesario. Los niveles bajos de testosterona podrían favorecer el desarrollo de diabetes mellitus o del síndrome metabólico.
Es más problemático el uso de tratamientos de testosterona cuando los pacientes no presentan síntomas y sus niveles están en límites de normalidad aunque en el rango bajo. Hay que valorar si el paciente pueda tener un síndrome depresivo o está en tratamiento por ello, consumo excesivo de alcohol, hipotiroidismo, enfermedades agudas, uso de medicamentos como corticoides, diuréticos, cimetidina, digoxina, ciertos analgésicos. Debe consultar con un profesional que esté especializado en este tipo de tratamientos antes de someterse a una terapia de suplemento androgénico.
La crisis personal parece tener su origen en varias causas: responsabilidades excesivas, demasiado trabajo, poco tiempo libre, monotonía en la relación de pareja, sensación de haber franqueado la línea hacía el final de la vida, haber tenido cerca algún amigo con un problema físico grave o incluso su muerte, baja autoestima o estados depresivos. Puede aparecer en cualquier hombre, pero es más fácil encontrarla en aquellos con una personalidad insegura.
Es fácil reconocer al hombre que entra en esta crisis por varias situaciones, la más habitual sería la necesidad de realizar actividades o buscar situaciones que les hagan sentirse casi como adolescentes. La realización de deportes de riesgo, intento de mejorar compulsivamente su aspecto físico, tomar decisiones impulsivas como compras de artículos de lujo como ropa, coches, motos, salir con amigos hasta horas no habituales, acudir a sitios de moda, escuchar música que antes no le gustaba, etc. Si además tiene pareja podemos encontrar otras actitudes típicas como falta de deseo hacia la pareja, atracción por otras mujeres generalmente mucho más jóvenes, puede también desembocar en infidelidad o peticiones de divorcio repentinas.
Todo ello como he dicho proviene de un pensamiento reiterativo en estos hombres: “esta no es la vida que esperaba”. Piensan que se han perdido cosas por hacer, que la vida puede ser más fácil y sobre todo divertida.
El gran problema de todo esto es que aunque puede parecer atractivo el volver a la adolescencia, a larga no lo es. Normalmente recordamos y magnificamos nuestros recuerdos positivos y minimizamos u olvidamos los negativos. Por lo tanto la situación de euforia por evadirse de los problemas cotidianos o de la monotonía diaria también tiene una fecha de caducidad y en ese momento quizá sea tarde para recuperar lo ya logrado hasta entonces.
Aunque el hombre en crisis debe ser el primer interesado en analizar porqué le está pasando eso, desde el exterior puede recibir ayuda o alimentar más esa situación. En aquellos con familia hay que valorar que la pareja intente detectar lo antes posible lo cambios que se están produciendo en él para superar la crisis antes de que se agudice. Principalmente evitar la monotonía, no sólo en el aspecto sexual, sino también en la vida diaria, comidas familiares, fines de semana, salidas de vacaciones, etc. También interesarse, ayudar o felicitar por sus logros laborales son de gran ayuda si el desencadenante puede provenir por estados depresivos ante ciertas vivencias laborales.
Si la pareja o el propio hombre en crisis no encuentran respuestas a sus dudas o porque a veces se necesita que alguien externo a la pareja les haga ver la realidad de la situación, los profesionales de la Unidad de Medicina Sexual podemos ayudarle.
Escucha mi participación en el programa Es Sexo a partir del minuto 30.