La educación sexual no debería ser una asignatura en los colegios. ¿Cómo alguien que se dedica a los problemas sexuales puede decir eso?. Os explicaré los matices de esa afirmación.
Desde que se intentó establecer un educación sexual en los colegios existe, por parte de algunos sectores, una oposición a la misma aduciendo razones del tipo: “la educación sobre sexo la deben hacer los padres”, “yo no quiero que mi hij@ sepa determinadas cosas todavía” o “si le explican este tema va a querer hacerlo”. Por desgracia, la experiencia nos muestra que, en un gran porcentaje, los padres no educan sobre sexualidad. Bien por desconocimiento, por vergüenza, por desidia, la información sobre temas sexuales se va demorando en el tiempo, por lo que al niñ@ le va llegando la información por cauces poco recomendables, en especial los amigos, la principal fuente, o internet.
Así que, si un día armados de valor, esos padres van a explicar a sus hijos algo, éstos ya dicen saberlo. Pero, ¿lo saben o creen saberlo?. Seguramente no se indaga más sobre la calidad de la información que ha recibido. Tampoco se suele preguntar desde cuándo sabe lo que dice saber y por tanto queda en evidencia la intención de preservar cierta información hasta una edad. Por supuesto el “no contar” determinadas cosas no previene el no hacerlas. Según la encuesta nacional de salud sexual realizada en 2009, las primeras relaciones sexuales se producen entre los 13-14 años en un 13,2% en los chicos y en un 5,7% de las chicas y entre los 15-16 años en un 29,3% y 27,3% para chicos y chicas respectivamente.
Es por todo esto que debemos tratar de que nuestros hijos tengan el conocimiento adecuado de la sexualidad, pero no que se imparta como una asignatura específica. Como cualquier otro aspecto educacional debe aprenderse paulatinamente, no diferenciándola del resto de conceptos biológicos y sociales. El modelo debería integrar en cada de una de las áreas de enseñanzas los conceptos relacionados con la sexualidad. Para ello los docentes y los padres deben estar preparados y no eludir o vetar determinados temas. Para mí es un punto clave el llegar primero a formar a los educadores que a los educandos. Es muy importante que quien tiene la responsabilidad de formar lo haga adecuadamente, debería emanar de los propios profesores y padres la exigencia de una educación sexual para ellos.
Por ejemplo un niño en los primeros años de primaria en la clase de Conocimiento del Medio Natural estudiará los órganos de los animales y para qué sirven; el cuerpo humano también. Por ejemplo, el nombrar y visualizar los genitales de manera natural, sin temor, pudor o vergüenza, permitirá hablar de ellos sin sensación de que se está hablando de algo sucio o prohibido. Si en Conocimiento del Medio Social se explican, según cada nivel de edad, la igualdad en derechos y deberes de hombres y mujeres o el respeto por la libertad individual, se puede ir avanzando en lo que debe ser un comportamiento adecuado entre personas.
No creo por tanto, que la solución a la educación sexual, sea sentar a unos adolescentes durante X horas a que se les instruya en lo que es el sexo, ni en casa, ni el colegio. Si todo se hace de una manera más integral, más fluida, menos diferenciadora, creo que los resultados serían mejores, se asumiría la sexualidad como otra parte natural de nuestras vidas de la que podemos disfrutar, pero que al no estar exenta de riesgos debemos controlar.
Puedes escuchar mi participación en el programa de radio Es Sexo. (a partir del minuto 33:30)