Creo que todos conocéis el aforismo popular de: “no existen mujeres frígidas sino hombres inexpertos”. Permitidme que juegue con esta frase y aplique algo parecido a los hombres: “no existen hombres con eyaculación precoz sino mujeres silenciosas”. ¿Qué quiero decir con esto?. Intentaré explicarlo en este post.
La eyaculación precoz (EP) es un entidad que se considera enfermedad según el DSM-IV-TR® (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders). Pero ¿es realmente un enfermedad?, ¿cómo la medimos?, ¿es una invención de la nueva sexología?, ¿estamos creando problemas donde no los había?.
Los mosquitos eyaculan en 2 segundos, los ratones en 5 segundos, los chimpancés entre 5 y 7 segundos, las ballenas y elefantes 20 segundos. ¿Por qué el hombre como cualquier otro animal tendría que diferenciarse en este aspecto?. ¿Cúal es la cifra que todos quieren saber?. Uno de los mayores problemas es como medir esta situación. Unos trabajos lo miden como tiempo de latencia, que es el tiempo desde que se inicia la penetración hasta que se produce la respuesta eyaculatoria. Las variaciones de los estudios lo marcan entre 1 y 10 minutos. Otra forma de medirlo sería según el número de movimientos intravaginales, menos de 8 de 15 según otros autores (Sagraves/Colpi/Meyer) sería EP. Todo ello dependerá del grado de excitación, la postura coital, la capacidad de control, etc. Por tanto hay un gran abanico de factores que influyen en el reflejo eyaculatorio por lo que obtener datos completamente objetivos y sin sesgos es imposible.
EL TIEMPO SE MIDE EN EL AJEDREZ
Las teorías antropológicas y biológicas abogan por la explicación “protectora” de la cópula rápida. El animal que copula rápido tiene menos posibilidades de encontrarse en situación de indefensión frente a depredadores, por tanto nuestros antepasados “homos” debían acabar rápido en su intento de perpetuar la especie, para no ser atacados por mamuts, leones cavernarios o sus propios congéneres.
Como digo, el acto de la cópula es en ese momento y no hasta hace mucho un mero acto físico para producir descendencia. Los derechos indiscutibles del disfrute de la sexualidad en la mujer son los que han generado el problema de la eyaculación precoz (Informe Hite 1976) Aunque la situación quizá lentamente va cambiando, el atavismo de que la mujer sólo consigue su placer sexual con la penetración vaginal y además el placer ha de ser sincrónico ha hecho que los hombres intenten en su loable deseo de satisfacer a su pareja aguantar hasta lo imposible su reflejo eyaculatorio. Es por ejemplo muy notorio el que reciba cada vez más jóvenes que consultan por considerarse eyaculadores precoces. El desconocimiento de la actividad sexual, los falsos mitos o estereotipos como son las películas pornográficas donde el hombre aguanta más que las pilas famosas y ellas reciben sólo placer por ser penetradas compulsivamente, colaboran a mantener el miedo a ser un eyaculador precoz. Y es que la mayoría de los que consultan por eyaculación precoz, no lo son, generalmente presentan una situación tan natural como es un asincronismo del orgasmo en la pareja y eso es otra cosa de la que posiblemente hablaremos.
Volviendo a la frase inicial creo ahora comprenderéis el porqué del “silencio” en la mujer. Si hay confianza, sinceridad y complicidad en la pareja, de una manera implícita o explicita la mujer puede demostrar al hombre que su satisfacción sexual no depende del tiempo que él logre penetrarla sin eyacular, si no de otras muchas cosas que en conjunto podríamos denominar erótica de la mujer. En vosotras está por tanto la "curación" de miles de hombres. Pero no lo hagáis con todos que si no los profesionales nos quedaremos sin trabajo.
