En el último manual de Trastornos Mentales (DSM-5) se describen ocho de ellos como los más comunes y/o que además pueden suponer una nocividad o daño potencial a otros, pasando a ser delitos. Estos son: Trastorno vouyerista, froteurista, exhibicionista, masoquista, sádico, pedófilo, fetichista, y travestista. Se manifiestan en los hombres mucho más que en las mujeres, proporción 20/1.
Un trastorno parafílico es una parafilia que causa angustia, malestar o deterioro físico y psíquico del individuo o una parafilia cuya satisfacción ha supuesto un daño personal o en otros. Una parafilia es una condición necesaria pero no una condición suficiente para tener un trastorno parafílico, además, una parafilia por sí mismo no necesariamente justifica o requiere intervención clínica. El voyerismo es la parafilia consistente en la excitación sexual con la contemplación de personas desnudas, desnudándose o realizando actividades sexuales sin el consentimiento o conocimiento de estas. La gran mayoría de las personas encuentran excitación con esta parafilia, lo cual no quiere decir que tengan un trastorno parafílico que deba ser tratado.
Para que se considere patológico los criterios son:
Este trastorno conlleva las características de una compulsión: Tensión motora que puede evidenciarse como cefaleas, dolores musculares, temblor, desasosiego o fatiga. Aumento del tono nervioso autónomo: taquicardia, mareos, náuseas, polaquiuria, disfagia, etc. A esto habría que acompañar el estado de hipervigilancia que acompaña al acto de ver sin ser descubierto. Esto les provoca excitación, pero a la vez es altamente estresante, lo que acaba por producir fatiga, ansiedad, irritabilidad o insomnio. Si cumplen con los criterios diagnósticos de trastorno parafílico, el paciente debe ser tratado. Los tratamientos más resolutivos incluirán psicoterapia acompañada de medicación ansiolítica. Puedes escuchar mi participación en el programa de Es Sexo en el siguiente enlace (a partir de 1h16´)