El paradigma de la integración que supone el deporte tanto en su universalidad como en la inclusión de las personas discapacitadas lo encontramos en el llamado Espíritu Olímpico. Sin embargo el Marqués de Coubertein tan aplaudido como fundador de las olimpiadas modernas, no era tan integrador. En su origen las olimpiadas no permitían mujeres, el propio marqués en 1912 afirmaba que el deporte femenino es contrario a las leyes de la naturaleza. Hasta 1968 se les exigía a las participantes que se desnudaran delante de un tribunal, el aspecto físico dejó de ser suficiente y ahora hay que realizar un test genético.
Esta situación la vivió la atleta española María Patiño en 1988, cuando el juegos olímpicos le hicieron la prueba genética apareció el cromosoma Y, aunque su cuerpo era el de una mujer padecía un síndrome denominado de insensibilización a los andrógenos, es decir las células no responden a la actividad de la testosterona por lo que el desarrollo físico es el de una mujer. Se la excluyó de los juegos, perdió patrocinios, becas y se le ofreció ocultar el tema diciendo que había tenido una lesión. Sin embrago ella dio la cara y luchó durante años con la ex tenista y bióloga Alison Carlson por la normalización de estas situaciones. Fue admitida a participar en pruebas amateur pero no en las olimpiadas.
Aun así hoy en día seguimos encontrando signos de sexismo en el deporte. Las indicaciones de algunas federaciones deportivas sobre la indumentaria de las mujeres en deportes como el vóley playa, el vóley, el atletismo, etc., para que usen ropa ajustada, pantalones pequeños que resalten su feminidad no hace sino mantener ese pensamiento machista del deporte.
Los problemas sexuales mayores relacionados con la sexualidad están relacionados con el dopaje del que ya hablamos en el post Dopaje y Sexo en el Deporte.
Sin duda una pregunta recurrente es si son buenas las relaciones sexuales antes de una competición deportiva o no. El desgaste físico de una relación sexual equivaldría a subir dos pisos andando, es decir , para un deportista nada significativo. Si además eso supone relajarse y evitar ansiedad, es evidente que no habría ningún problema en permitir sexo antes de competir. No debemos mezclar sexo con diversión nocturna que es lo que a veces pasa con este tema.
Si hablamos de lesiones y sexo debemos tener en cuenta las posibles agresiones a órganos sexuales en deportes de contacto y más en aquellos que impliquen lucha, como judo, karate, etc. El uso de bicicleta y los sillines agresivos para el nervio pudendo, Por último los deportes de impacto como correr o saltar sin un buen entrenamiento del suelo pélvico traen consecuencias desastrosas para el suelo pélvico en especial de las mujeres. Se debe trabajar en la educación del suelo pélvico desde la adolescencia en las jóvenes para prevenir daños con la actividad física y más tarde en los embarazos y partos si ellos se dan. La fisioterapia de suelo pélvico es mucho menos efectiva cuando los daños se han producido, la fisioterapia debe ser sobre todo preventiva.
Puedes escuchar mi participación en el programa Es Sexo en el siguiente enlace a partir de 1h 5 minutos.